¿Dónde acaba la libertad de expresión y empieza el derecho de la persona en las redes sociales?

Las redes sociales han logrado que todo el mundo que quiera pueda tener voz en un mundo mundialmente globalizado. Mientras que antes la información era unidireccional, hoy es totalmente bidireccional y lo usuarios de las redes pueden comentar todo aquello que deseen sobre cualquier tema imaginable.

Hasta aquí, todo genial, ¿verdad? Las redes sociales han contribuido a hacer una sociedad que da acceso a la información, que comparte noticias, opiniones y todo tipo de ideas. Un avance en la libertad de expresión. Sin embargo, justo al llegar a este punto es cuando debemos plantearnos si existe algún límite. Porque, ¿existe una línea que no debería cruzar la libertad de expresión? ¿Qué debería hacerse cuando esta traspasa la frontera y atenta contra la dignidad de las personas?

La legislación no es muy clara en este sentido. De echo, cada vez son más frecuentes los casos en los que usuarios que se han sentido insultados y violentados, acuden a los tribunales. Ejemplos a nivel nacional, como pudimos ver hace unos días en el programa de Salvados, ‘Compartiendo Odio’.

Pero también hemos visto casos en Jaén en los que se han condenado a usuarios por publicar montajes de tema religioso en las redes sociales. Una cofradía se sintió ofendida y lo denunció. El joven ha sido condenado a pagar un multa, lo que ha generado una oleada de protestas en las redes con montajes del mismo estilo.

Ante esta circunstancia, nos encontramos ante una situación complicada. ¿Tenemos derecho a publicar todo aquello que queramos desde nuestras cuentas de redes sociales alegando libertad de expresión? ¿O la muestra de estas ideas no debe traspasar el límite del derecho al honor de los demás?

Nosotras creemos que, en estos casos, siempre debe imperar el sentido común. Las redes sociales son una magnífica herramienta para tener voz en cualquier parte del mundo, sin importar la ubicación, el sexo, la clase social o cualquier otro condicionante. Sin embargo, es importante saber dónde se encuentran los límites para no caer en la violencia verbal hacia los demás.

¿Qué pensáis vosotros? ¿Creéis que hay que poner un límite? ¿Vale todo en las redes sociales?